diciembre 22, 2024

Huella de Carbono: aprendiendo a calcular nuestro impacto ambiental

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Calcular la huella, es el primer paso hacia la mejora y el abaratamiento del proceso productivo mediante la reducción de costos energéticos. Una vez determinado el tamaño de la huella, es posible implementar una estrategia de reducción o compensación de las emisiones.

El interés por reducir el impacto medioambiental va de la mano con la popularidad que obtiene el concepto de huella de carbono. Sin embargo, no todos saben su significado. La huella de carbono es una medida que identifica la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se generan por la acción del ser humano y la actividad económica desarrollada por las empresas. 

Una definición de mayor precisión expresaría que, la huella de carbono,  mide la cantidad de dióxido de carbono que se emite directa o indirectamente. 

El concepto refiere a la “huella” que deja nuestro paso en el planeta según el consumo y el tipo de hábitos que desarrollamos cada día. Esto es que, el tipo de alimentos que ingerimos, los bienes y servicios que compramos y los medios de transporte que utilizamos son los que delimitan el consumo energético que generamos. 

La huella de carbono constituye una excelente herramienta de gestión para conocer y mejorar las conductas y acciones realizadas y recomendar un uso eficiente de los recursos. 

Por medio de la huella de carbono es posible conocer el grado de contaminación existente, dado que los gases emitidos se acumulan en la atmósfera por encima de los niveles habituales, producen el tan mencionado “efecto invernadero” causante fundamental del cambio climático. En este sentido, la huella de carbono se establece como un indicador ambiental clave. 

La “huella” determina el impacto que genera el ser humano en el planeta, según sus hábitos de consumos cotidianos. 

Estos gases emitidos, por su composición química, absorben parte del calor que llega desde el Sol arrojando como resultado el aumento de la temperatura media de la Tierra, más allá de la suba producida por condiciones naturales.

Las emisiones mundiales de dióxido de carbono han aumentado en un 50% desde 1990. Según las Naciones Unidas, entre 2000 y 2010 el incremento fue mayor al de las tres décadas anteriores.

Estos datos ponen de relieve la relación directa que existe entre la acción del hombre y el cambio climático, de hecho la probabilidad que el ser humano sea responsable de esta situación se eleva al 95%. 

A los fines de limitar el incremento de la temperatura media mundial y abordar el cambio climático es que los países adoptaron el Acuerdo de París, que establece Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Puntualmente el Objetivo 13 promueve la adopción de medidas urgentes para combatir el cambio climático y avanzar hacia una economía baja en carbono. 

Calculando la huella

Para conocer la huella de carbono de un producto, se analiza todo el ciclo de vida. Es decir, desde el momento en que se adquieren las materias primas, el proceso de fabricación, los medios de distribución y la gestión como desecho.

En tanto, si se desea conocer la huella personal (la que cada individuo deja en el planeta) existen “calculadoras” de huella de carbono que valoran nuestros hábitos. Por ejemplo, que medio de transporte utilizamos para ir al trabajo, el consumo mensual de gas, electricidad y agua, que porcentaje de nuestra dieta corresponde a la carne y sus derivados, etc.

 
Costumbres típicas y arraigadas en nuestra civilización atentan contra la estabilidad climática global. La cría de ganado y la producción de carne vacuna, junto a la deforestación figuran como las actividades responsables de las mayores emisiones de gases de invernadero (GEI). Esto tiene fundamento en que el gas metano liberado por las vacas durante la digestión de las pasturas en su estómago, tiene una capacidad de retener calor en la atmósfera veinte veces superior al dióxido de carbono.

No se trata de modificar radicalmente de un día al otro los hábitos cotidianos, sino de tomar conciencia sobre cómo repercuten éstos en la salud del planeta y desde este punto, ir reduciendo la huella de carbono sostenidamente. 

El cálculo de la huella se realiza multiplicando el consumo de energía y el factor de emisión, expresado en toneladas de dióxido de carbono equivalentes (CO2eq). El primer parámetro define el nivel de la actividad generadora de las emisiones de GEI. El segundo parámetro hace referencia a la cantidad de gases de efecto invernadero emitida por cada unidad del anterior parámetro. Es posible conocer este dato teniendo en cuenta los factores de emisión de los principales combustibles listados en el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero y sus fuentes de extracción. 

Internacionalmente existen diferentes normativas para el cálculo en función del alcance de la huella de carbono: ISO 14064, ISO 14069, ISO 14067, PAS 2050, GHG Protocol, entre otras. La metodología que utiliza el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para las Comunicaciones Nacionales de Gases de Efecto Invernadero, toma el PAS 2050 o el GHG Protocolo Estándar para productos y la ISO 14064 o el GHG Protocolo Estándar Corporativo para organizaciones. 

¿Cómo pueden compensar la huella las empresas?

El cálculo de la huella de carbono, permite a las empresas tomar conciencia del impacto que generan sus actividades en el planeta. A partir de este conocimiento se pueden implementar medidas para reducirla sosteniblemente. 

Calcular la huella, es el primer paso hacia la mejora y el abaratamiento del proceso productivo mediante la reducción de costos energéticos. Una vez determinado el tamaño de la huella, es posible implementar una estrategia de reducción o compensación de las emisiones.

Los alcances de estas emisiones a considerar se pueden clasificar en tres grupos: las emisiones directas, que son consecuencia de las actividades de la misma organización, las emisiones indirectas provenientes de fuentes que son propiedad de o están controladas por otras empresas y otras indirectas que se les atribuyen a los productos y servicios que adquiere la organización. Estas últimas son las más complicadas de contabilizar, dado que la información no es de fácil acceso a menos que sea provista por su productor.Las emisiones directas (primer grupo) son liberadas in situ donde se realiza la actividad, por ejemplo, que tipo de máquinas usa, que tipo de combustible combustiona, el uso de químicos en sus procesos productivos etc. Las emisiones indirectas (segundo grupo), se producen (y liberan) en fuentes no propias o son controladas por otra empresa. Ejemplos de esta situación son las emisiones procedentes de la electricidad consumida que no son producidas en el lugar en el que se generó dicha electricidad.

¿Qué medidas se pueden implementar para disminuir el impacto medioambiental?

Además de la información que aporta la calculadora de la huella de carbono, reducir los consumos es la manera más eficiente de evitar las excesivas emisiones de gases de efecto invernadero. 

Las 3R de la Sustentabilidad son el mejor método a seguir: Reducir, Reutiilizar y Reciclar productos y servicios. 

¿Listos para calcular la huella de carbono?

Se puede obtener el cálculo del impacto medioambiental en los siguientes sitios: 

Footprint Network: www.footprintnetwork.org

Carbon Footprint: https://www.carbonfootprint.com/calculator.aspx

Huella de ciudades: http://huelladeciudades.com/AppHCCali/main.html

Cero Co2: https://www.ceroco2.org/calculadoras/

Caem: http://caem.org.co/ConveniosCARCAEM/huellacarbono/

#Noticias #Ecología  #Naturaleza #Medioambiente

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